Por Luís Cassado. (Radio tierra.cl)
La desinformación económica hace estragos, se nos miente, y muy pocos
se atreven a denunciar la mentira. La prensa mexicana de hoy publica una
nota de la agencia Reuters que dice lo siguiente:
“Grecia ha admitido que aún enfrenta una difícil tarea para persuadir a
la Unión Europea y al FMI de que la salven de la bancarrota, aún
después de que su Parlamento aprobó duros recortes presupuestarios, lo
que provocó una noche de incendios y saqueos en el centro de Atenas”.
Ni la UE ni el FMI van a salvar a Grecia de la bancarrota. Muy por
el contrario: la UE y el FMI llevaron a Grecia a la quiebra, para
utilizar el lenguaje mentiroso tan a la moda. Los países no quiebran, ni
caen en bancarrota. No hay ningún síndico de quiebras que los disuelva,
liquide lo que quede y lo distribuya entre los acreedores.
Para que Grecia entrase en la zona euro, la UE aceptó que un banco
privado, Goldman Sachs, falsificase las cuentas públicas griegas. Ello
sometió a Grecia a la camisa de fuerza impuesta en Maastricht:
imposición de un libre mercado sin trabas, “autonomía” del banco
central, uso de la moneda única sobreevaluada que aplasta a los países
cuya productividad es menor, límite del déficit público a un 3% del PIB,
etc. Todas estas reglas fueron impuestas para limitar el “gasto
público” y un endeudamiento excesivo, así como para controlar la
inflación. Las reglas de Maastricht fueron el cepo que privó de la poca
libertad que les queda a gobiernos reducidos a someterse a los dictados
de la “comunidad financiera”. Los resultados están a la vista. Hoy por
hoy el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, es un ex
funcionario de Goldman Sachs, y se sabe que el primer ministro griego
Lucas Papademos no fue ajeno a la falsificación de las cuentas públicas
mencionadas más arriba. ¿Quién lo recuerda? Las reglas de Maastricht
debían asegurar la estabilidad financiera y el crecimiento económico, y
asistimos a un resultado exactamente opuesto. ¿Dónde están los
economistas que engendraron este engendro? ¿Quién reconoce que lo obrado
fue irresponsable, el producto de la incompetencia supina y de mentes
dominadas por un dogma?
La crisis de los créditos basura (subprime) puso a la banca europea en
una situación insostenible: dedicados a especular, perdieron hasta la
camisa. Todos, sin excepción, fueron salvados con dinero público, lo que
ya es una curiosa forma de aplicar la dura ley del libre mercado. La
crisis provocó una recesión combatida con un aumento de la inversión
pública con el consiguiente incremento de la deuda soberana. Llegados a
ese punto, la UE, el FMI y el BCE inician su labor de “salvataje” o de
rescate, con el éxito que paso a describir ahora. La deuda griega era de
104 mil millones de euros en el año 2007. En esa época ella
representaba aproximadamente el 100% de su PIB. Es necesario precisar
que entre el año 2000 y el 2007 la economía griega era una de las más
dinámicas de Europa y conocía un crecimiento promedio superior al 4%
anual. Gracias a la “ayuda” de la troika, -la UE, el FMI y el BCE-, la
deuda aumentó a 123 mil millones de euros en el 2010, y a 130 mil
millones de euros en el 2011. En este momento la deuda pública griega
representa más del 159% de su PIB, y en vez de crecimiento Grecia ve
reducirse su economía a tasas de un 5% cada año. Las recetas del FMI, la
UE y el BCE, agravaron la recesión a límites insostenibles, lo que en
algún momento me llevó a escribir una nota titulada: “¡No me ayude
compadre!”
Sin embargo, un niño de la enseñanza primaria, conocedor de los
elementos básicos de la aritmética, podía hacer los cálculos que
mostraban la imposibilidad para Grecia de rembolsar su deuda en las
condiciones que le fueron impuestas: tasas de interés usureras y
políticas presupuestarias recesivas.
El BCE, del cual forma parte el banco central griego, le presta
dinero a la banca privada a tasas del 1% anual, ¡Y luego estos bancos
privados se lo prestan a Grecia a tasas superiores al 12%! ¿Por qué
razón el BCE no le presta directamente a Grecia al 1% para facilitar el
pago de la deuda? Porque está prohibido por los acuerdos de Maastricht y
Lisboa: es “inconstitucional” que el BCE financie un déficit público.
De ese modo crearon el negocio filibustero de la deuda soberana.
Si la deuda pública griega fuese de unos € 100 mil millones (tomando
una deuda igual a 100% del PIB), tasas de interés del 12%, le agregan
cada año 12 mil millones más al pesado fardo. Ahora bien, Grecia
rembolsa con los dineros provenientes de la recaudación fiscal. Esta es
del orden del 35% del PIB, y representaba pues en este caso una suma del
orden de € 35 mil millones de euros cada año. Esa recaudación financia
la educación, la salud, la policía, el ejército, las infraestructuras,
etc. ¿Cuánto de ese monto puede ser consagrado al pago de la deuda?
Utilicemos una parte muy importante, por ejemplo el 20% lo que es enorme
(el presupuesto de la educación no excede el 7%...). El 20% de € 36 mil
millones da € 7 mil millones, es decir no cubre ni siquiera los
intereses de la deuda. Ésta aumenta pues en modo ininterrumpido. Hace
falta dedicar más dinero al pago de la deuda. La solución consiste en
recortar los otros empleos de esos recursos: reducir los salarios, las
pensiones, los servicios públicos y por vía de consecuencia los
funcionarios públicos, la salud, la policía y por consiguiente la
seguridad pública, etc. Todo aquello reduce el poder adquisitivo, o sea
la demanda, y profundiza la recesión económica. La recesión reduce a su
vez la recaudación fiscal… y la espiral es infernal para el pueblo
griego.
Pero aún así no basta. Alemania sugirió que Grecia privatizase el
patrimonio público, incluso algunas de sus islas. Mejor aún, el ministro
de finanzas alemán fue hasta sugerir que el ministerio de Hacienda
griego fuese intervenido por un tecnócrata de la UE, para que una
porción aun mayor de la recaudación fiscal fuese dedicada a pagar la
deuda. De ahí a enviar la Wermacht…
Porque, dice “Merkozy”, el gasto público griego es excesivo e
irresponsable. Sobre todo en el ámbito de la defensa que representaba en
el 2009 un 4% del PIB, mientras ese gasto era sólo del 2,4% del PIB en
Francia, 2,7% en Gran Bretaña, 1,4% en Alemania, 1,1% en Bélgica. En el
2010 Grecia le compró a Francia seis fragatas de guerra por un valor de €
2 mil 500 millones, y helicópteros de combate por € 400 millones. Al
mismo tiempo le compró a Alemania seis submarinos por un total de € 5
mil millones… ¿Quién se beneficia de la deuda griega?
En resumen: el FMI, la UE y el BCE no han hecho sino desangrar a los
griegos, agravando el problema de la deuda. Soluciones desde luego hay.
Pero tienen un defecto mayor: todas ellas implican terminar de una vez
por todas con un sistema financiero rufián y con un modelo económico
neoliberal al que el destino de los pueblos le importa muy poco. Y desde
luego el remplazo de la costra política parasitaria, -que vive de su
sumisión a los intereses financieros-, por una generación que sea
realmente representativa del Soberano: del pueblo griego