sábado, 12 de septiembre de 2009

COMO SE TORTURA EN CHILE DE HOY

Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos

Comisión Ética Contra la Tortura

*NUEVO CASO DE TORTURA A COMUNERO Y ACTUAL PRESO POLITICO MAPUCHE*
*Tortura y trato indebido en el caso de Jonathan Huillical*
Uno de los presos es el joven estudiante Técnico en Alimentación del
Instituto Inacap, Jonathan Huillical (24), que forma parte de la red
de apoyo a las comunidades mapuche. Nos relata que el día de su
detención en la ciudad de Temuco, el 14 de abril, una vez en el
carro policial “los policías comienzan a golpearme en la cabeza y
cara, para lograr que le dijera mi nombre, a lo cual accedí
inmediatamente. Luego soy trasladado al cuartel de investigaciones
en Temuco, en donde comienzan a golpearme nuevamente para comprobar
mi domicilio, tras esto soy trasladado hacia mi casa en Labranza,
por una caravana de
seis vehículos aproximadamente”.
El trayecto Temuco-Labranza “fue bajo constantes golpes de puño en
la cabeza y reiteradas amenazas de golpizas más grandes”. Ya en
Labranza, mientras los policías procedían a allanar su casa, “el
mismo “rati” (policía civil) se ensañó de nuevo conmigo, comenzando
a golpearme una y otra vez, de golpe de puño en la zona de la
cabeza, oído izquierdo y cuello”. El allanamiento duró veinte a
treinta minutos, pero al volver al cuartel lo pasaron a una oficina
del segundo edificio acompañado de tres oficiales, dos perros y un
jeep. “Fui golpeado durante veinte minutos aproximadamente, en la
cabeza, oído y testículos, todo para que me declarara culpable”, a
lo él les preguntaba “de qué”, porque aún no se le informaba el
motivo de su detención.
Luego quedó solo con el jefe de unidad, quien le señaló que estaba
detenido por una agresión al fiscal Elgueta de Cañete, pero que él
no conocía. Al terminar las amenazas psicológicas impartidas por
este efectivo, quien “me decía que por “weon” iba a tener que pasar
veinte años en la cárcel y que, si no decía nada, haría entrar a los
otros
dos para que siguieran la golpiza, pero gracias a chao gnechen ello
quedó solamente en amenazas”, relata Huillical.
El joven estudiante, que no podía caminar bien y que presenta
pérdida de audición en el oído izquierdo producto de los golpes,
recuerda que cuando lo llevaron al Hospital Regional de Temuco para
constatar lesiones, el doctor lo vio 10 segundos a un metro de
distancia, entró a su oficina y le pasó una hoja a los policías que
lo andaban trayendo, sin hacer un análisis exhaustivo. “Tuvo una
atención deficiente, superficial y sin realizar ningún tipo de
maniobra para la evaluación de la audición, ni del equilibrio y
mucho menos la utilización de equipos como otoscopio, para ver si
existía alguna lesión del oído izquierdo, como por ejemplo
estructuras como la membrana timpánica”, señaló en un breve informe
el Doctor Antonio Painecura, quien visitó a los presos el 21 de
abril pasado.
De vuelta al cuartel lo dejaron esposado a una silla por unas horas.
Como a las siete de la tarde, tras ser mostrado a la prensa como un
verdadero delincuente, fue entregado a los policías de Concepción
que habían viajado hasta Temuco exclusivamente a buscarlo. “Nunca
pasó por mi cabeza lo que a contar de ese momento comenzaría a
ocurrir, me comenzaron a amenazar con golpearme sin no les decía la
verdad”, señala.
Una vez comenzado el viaje de Temuco a Concepción, los policías
cumplieron sus amenazas y comenzaron a golpearlo en la cabeza y
estómago. Le decían que traían a su pareja en un carro más atrás, “y
que si no hablaba se iban a divertir con ella y le iban a hacer lo
mismo que a mi. Aparte de eso me amenazaban con traer a mi madre que
está en Lonquimay y con una guagüita que todavía no tenía 10 días”..
Tras dos horas aproximadamente de viaje y ya cansado por la golpiza
y el ajetreo del día, Huillical se quedó dormido, pero el policía
que estaba a su lado derecho tomándolo del pelo y torciéndole la
cabeza le decía que todavía tenía que llegar a Concepción, “donde le
iban a colocar electricidad en los cocos y además me decían que allá
estaban esperándome los ratis a los que les había disparado y que me
iban a sacar la chucha”. Mientras eso pasaba, el policía de la
izquierda le daba golpes de puño en el estómago.
Una vez en Concepción lo pasaron a una oficina, arrodillado,
esposado y con las piernas cruzadas. Pusieron su cabeza sobre un
escritorio, comenzaron a golpearlo en el cráneo y rostro y darle
patadas en la espalda. “Luego de un rato de golpiza uno de ellos
salía y entraba a la oficina diciendo que estaba lista la sala para
ponerme corriente.

Al rato y ya exhausto por los golpes y amenazas, me hicieron firmar
una declaración a la fuerza en la cual se me obligó a reconocer
personas que jamás he visto en mi vida, y a relatar hechos en los
que nunca he tenido participación”, señala Huillical.
A las 6 de la mañana aproximadamente lo tiraron a una celda para que
“descansara un rato”. “No pude dormir nada, pues no podía apoyar la
cabeza debido a los chichones que tenía producto de los golpes”,
recuerda. No pasó ni una hora y lo sacan esta vez para trasladarlo a
Cañete. En el camino le decían que tenía que decirle lo mismo al
fiscal, por que ellos iban a estar ahí y si no lo hacía, ellos
todavía iban a tener un rato para hacerlo hablar.
Una vez en Cañete, Huillical tuvo que hacer lo que le dijeron “por
miedo a que me siguieran golpeando”. “Una vez ya en la
formalización, mi abogado defensor mencionó la tortura a la que fui
sometido. Al oír esto la magistrada de turno hizo caso omiso y el
fiscal dijo que esto ‘estaba en mi imaginación’ ”.
El informe médico del doctor Painecura, describe respecto de
Huilllical lo siguiente: Examen físico, inspección, aparentemente
normal. Palpación: dolorosa a la tracción del pabellón auricular y
compresión del trago de la oreja izquierda. No pude utilizar
otoscopio ya que el recinto penitenciario no permite la entrada de
estos equipos médicos. Maniobras de Romberg simple negativa y
romberg sensibilizado levemente positiva. FR: 20 x min FC: 80 x min
TA: no explorada (sin esfigmomanómetro), Impresión diagnóstica:
Hipoacusia moderada postraumática, izquierda.”
“Desde el punto de vista clínico, los presos políticos Mapuche
presentan daños físicos como consecuencia de brutales maltratos de
agentes del estado chileno durante sus detenciones. Golpizas, tratos
indignos e inhumanos, balazos, son algunas de las secuelas”, concluye.
Situación procesal y configuración de torturas
El abogado Pablo Ortega nos confirma que las personas procesadas por
causas que están ante la fiscalía militar, además de su defendido,
Jonathan Huillical Méndez, son Ramón Llanquileo Pilquiman, José
Huenuche Reiman y Luis Menares Chanilao.
Ellos están sometidos a doble procesamiento por la justicia civil y
la justicia militar, por los mismos hechos de agresión a una
caravana de carabineros e investigaciones, donde habría habido
intercambio de disparos. Señala que la prensa ha señalado que hubo
un ataque al fiscal Mario Elgueta, pero es un delito inexistente,
“porque no hay dolo, nadie sabía que él iba ahí, eso debía ser
absuelto”, señala.
“En esta situación hubo trece personas detenidas a las que se aplicó
la ley antiterrorista y secreto de seis meses por la justicia
militar, donde ya existe el secreto de sumario. Si bien hay un caso,
no nos han dado acceso al mismo, nos lo han negado, por lo que
estamos haciendo un defensa a ciegas”, agrega el abogado, aclarando
que “hemos hecho presentación en torno a que jurídicamente no pueden
haber dos presentaciones respecto a un mismo hecho, y esas
situaciones están en apelación en la Corte Marcial en Santiago”.
Respecto de las acusaciones sobre cuatro personas a las que él lleva
su defensa, es categórico al afirmar que “son inocentes. No hay
participación en el hecho”. Sin embargo, sobre el futuro del caso
dice que no hay claridad, porque no hay conocimiento respecto de la
investigación. Los acusados en este caso están privados del derecho
a defensa, es una situación altamente injusta y arbitraria, y es muy
difícil para los abogados trabajar en estas condiciones”, denuncia
Ortega. Además se trata de detenciones masivas, por lo que para la
familia es muy difícil colaborar con la defensa en términos de
aportar antecedentes, documentos.
“Lo que más resalta es la arbitrariedad de la situación y que esto
represente exportar el modelo de la novena región a la octava
región: detenciones masivas, aplicación de ley antiterrorista,
persecución a granel y después una investigación que termina sin que
existan pruebas. Esto no se había visto en la octava región y los
presos creen que es el triunfo del sector duro del Ministerio Público”.
“Pero el tema que más les preocupa a los presos es la tortura. Ellos
derechamente han denunciado tortura, esta vez por parte de la
policía de investigaciones.. Pero aquí lo que enfrentamos es una
política de estado que se ha extendido a todos los estamentos, tanto
el Ministerio Público como la policía de investigaciones, donde
resalta la arbitrariedad, la extrema violencia y los procedimientos

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